miércoles, 9 de febrero de 2011

Diego mata, miente, roba dinero...

En efecto, las memorías muertas resultaban más que sólo eso, ahí estaba yo, parada frente a mi sombra, escuchando el ruído de todo lo que me rodeaba, y con deseos intensos de asesinar, en la vida real no puedo hacerlo, pero por medio de la escritura y de mis ideas más criminales, claro que puedo.

Diego, con sus enormes ojos color aceituna, y su éterea boca, su naríz puntiaguda y mejillas rosadas, caminaba frente a mí, y yo inherte, sin respirar ni hacerme presente, esperando a que el me hablara, pues las memorías muertas, hacían que debiera tolerar un desaire y quizá intentar guardar silencio...

Diego, Diego no existe, le he bautizado así, el vive en mi mente, Diego es malo, grita, se desespera, roba, mata, miente, escupe, no es bueno, es paranóico, camina sin sentido y tiene miedo, y yo paralizada frente a mi sombra, queriendo escuchar el sonido del silencio, y Diego atormentando mi último desliz.

Diego quiere saber que es amar, y yo le pongo el pie para que tropiece, deseo de todo corazón creer en la gente, y Diego me resulta un estorbo, me taladra los sentidos y me hace monótona...

Diego revisa cada paso de mi vida, y los califica como erróneos y virtuosos, juzga mi manera de vestir, me hace notorios los kilos de más, me esclaviza y me pone histérica...Diego no me deja comer pan, me dice que me pondrá más necia, y no qurré dormir por temor a que se note bajo mi blusa...

Diego me tiene con miedos, me mantiene alejada de la civilización, me ha dicho que soy un fruto de la felicidad, pero que debo buscarla por propia cuenta, Diego me zusurra al oído, y escucho entre dientes cuando me dicta ponerme nerviosa al ver a quien quiero a los ojos, Diego me hace burla con mi torpeza, y me sugiere tener  labios rojos pero le eh dicho que no me van bien ...

Diego me explota, hace que escriba hasta el cansancio, Diego me hurta y me exprime mentalmente, me dice que tengo una capacidad excepcional, y le he dicho que no lo diga tan recio, puedo terminar creyéndolo.

Diego, no existe!
Diego no es Diego ...
Diego me da miedo ...
Diego es burdo, es unísono, es trágico, cruel, me evade, me dice que no caiga, que sea fuerte, me atorpece, me hace floja, me miente ...
Diego, vive en mi imaginación, se llama mente, se llama fuerza interna ...
y como dijese una fórmula de esas que se leen rimbombantes,

a= amigos
n=novio
d(q)= doris quijada
a--->n
lim d(q) =0 oportunidad
x lo tanto, si eres mi amigo, la posibilidad  de ser algo más tiende a 0.!



miércoles, 2 de febrero de 2011

Incongruencias...

Escucho una hermosa canción, el ritmo de la misma me dicta que debo hacer algo para resolver mis dudas, y mis problemas, escucho ruido por toda mi casa, debo dormir temprano para llegar a tiempo con la maestra exagerada pero que tiene toda su boca llena de razón, me desespera ver caminar al mundo sin detenerse, y me molesta más no detenerme siquiera a verme a los cristales de las tiendas.

tengo un par de beunas amigas, un par de buenos zapatos, un par de dudas buenísimas, una contradicción impropia, un concepto de amor que dista de cursilerías, un concepto de vida que dista de un color rosado flamingo.

Observo la nada, duermo en brazos de nadie, no tengo sexo hace 20 años, no he comido caviar desde que nací, conozco el champagne en la televisión, y no e sentido palpar las pirámides de gizá.

Eh olido a los perros bajo la luna, huelen a recelo, eh olido los pies de mi hermana, y el sudor de alguien que viaja en el pesero, pero jamás e podido percibir el aroma de los campos que rodean las cataratas del Nigara.

Sueño demasiado, quiero visitar Alemania, por otra ocasión, ocasiones de ensueño, deseo ir a Estado Unidos como cuando podía ir mas seguido, materializo el deseo impropio de sentir deseo por hacer lo que jamás e echo ...

Quiero ver de cerca a la Monalisa, quiero y deseo escuchar un programa de Richard noseke, es tan interesante, quiero publicar a mis anchas, y hacer el amor con nadie, quiero dejar de sentir frío y volverme caloritérmicofrioaccesible, no se que sea, pero se olle apantallador.

Newil Young es un gran músico, y yo una pésima pianista, soy un asco como escultora, y grandiosa como escritora, soy una estupida entera para actuar, eso es la vida...somos nosotros, malos para lo que no somos buenos por obvias razones de expresion burda oral, y somos buenos para algo, pero no conocemos el mundo que escuchamos y vemos, la creatividad, la imaginacion, el amor, el sexo, el alcohol, es real, es irreal, es palpable, es alejado, es tonto, es ficticio, es incongruente...

yo por ello, me persigno cada que paso frente a la iglesia, quiza algun dios escuche mis suplicas y me permita ver más allá de lo que somos y que un calzon aparentemente apretado no me cause asco...y que comer de más me permíta revelar que soy un humano que tiene hambre, y cortarme un pedazo de cabello al frente de la cara me haga más burda de lo normal, mientras mis caderas adornan mi cuerpo al compás de mis horribles modales ...eso es vida ...la realidad...

que sweet!!

lunes, 24 de enero de 2011

verde olivo

Hay una cosa en nosotros que no tiene nombre, esa cosa, somos nosotros, tal vez el deseó más profundo del ser humano sea poder darse a sí mismo, un día, el nombre que le falta.
Todavía aun al pasar de los años, años que se llevaron mi juventud, recuerdo claramente ese par de piedras, eran idénticas, mismo tamaño, mismo color, misma posición, tan iguales como mis ojos, a no ser que fuese tuerta y yo ni en cuenta.
Mientras caminaba el sonido se volvía unísono, el aire heladísimo, y el aroma de las rosas se impregnaba en mi ropa, la sombra del techado daba justo en mi nuca, mis nudillos fríos, y mis labios semihumedos, a cada paso que daba, un sonido perseguidor se apoderaba de la soledad del camino, y siempre antes de llegar a casa, ahí estaba justo debajo mío, el par de piedras, idénticas como el reflejo de la luna en el mar...
Era la rutina de diario, caminar y disfrutar de ese empedrado que le daba un toque de tradicionalismo al camino que daba a mi casa, habían días buenos, días malos, momentos en que nisiquiera volteaba a ver las piedras, pero creo que poco a poco se fue volviendo una rutina...